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LOTTA alborota
Publicado en 1958, sorprende comprobar lo bien que ha envejecido esta clásico de la inmortal Astrid Lindgren. A pesar del paso del tiempo, la narración dibuja una sonrisa en el lector contemporáneo desde los primeros compases. Las aventuras de los tres hermanos, Jonás, Lotta y Mia-María-; narradas por esta útima-, ponen el foco en las anécdotas y ocurrencias de la más pequeña, una niña "emparentada", en cierta medida, con otra de sus grandes creaciones, Pippi: libre, con buen talante, divertida y una fuerte personalidad. Los ingeniosos juegos compartidos, las ocurrencias propias de la edad, las andanzas que, con el tiempo, conforman el recuerdo dorado de ese paraíso de la infancia... Lindgren supo plasmar, con un retrato basado en varios días de convivencia en familia, toda la riqueza de un hogar, como es menester con tres niños, alocado, y retratado con acierto en las ilustraciones de Beatrice Alemagna, candidata precisamente a los galardones más importantes de la LIJ en 2026, que llevan el nombre de la escritora sueca (Astrid Lindgren Memorial Award); con esa singularidad y clase que atesora. Los escenarios, condicionantes y contextos son variados: una excursión, unas horas con los abuelos, la Navidad, juegos en jornadas lluviosas, propuestas imaginativas para pasar días sin salir de casa... Editado en un formato elegante, con letra de tipografía a gran escala, la obra es ideal tanto para leer a solas como para compartir en una sesión en voz alta.
Publicado en 1958, sorprende comprobar lo bien que ha envejecido esta clásico de la inmortal Astrid Lindgren. A pesar del paso del tiempo, la narración dibuja una sonrisa en el lector contemporáneo desde los primeros compases. Las aventuras de los tres hermanos, Jonás, Lotta y Mia-María-; narradas por esta útima-, ponen el foco en las anécdotas y ocurrencias de la más... Seguir leyendo
LOTTA alborota
¡Lotta es tan infantil! Yo tengo un hermano que se llama Jonás, yo me llamo Mia-María y tenemos una hermanita que se llama Lotta. Ella tiene solo un poquito más de cuatro años. Papá dice que antes, en casa, todo estaba muy tranquilo y que desde que estamos nosotros, los niños, hay mucho alboroto. Mi hermano nació antes que yo. Y papá dice que enseguida empezó a retumbar la casa, eso sería cuando Jonás fue lo bastante grande para dar golpes con el sonajero en el borde de la cuna, los domingos por la mañana, cuando papá quería dormir.
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