La gente adora a SuperFede. La popularidad que ha alcanzado, gracias a sus acciones desinteresadas y a su profunda empatía, le impiden llevar una vida normal, como la de cualquier otro niño de su edad. Esta rémora es consecuencia de su enorme responsabilidad, pues el uso adecuado de los poderes que maneja implica peajes pero, ¿son realmente necesarios? ¿Nos impiden ser felices? Un día, con motivo de un desperfecto en su traje "oficial", el pequeño se toma un merecido descanso que le hará comprender que se vive mucho mejor cuando nos mostramos tal y como somos, con nuestras virtudes y defectos, aunque seamos mucho más vulnerables. Un relato ilustrado con la expresividad y personalidad habituales en los diseños de Gusti, uno de los artistas con trazo más personal y reconocible del panorama actual de la LIJ, que pone el foco en la importancia de gestionar bien las emociones y no "sobrecargar" nuestra mochila de responsabilidades y agendas excesivas en edades en las que no se está preparado para ello. Aunque contiene valores implícitos, la moraleja no condiciona ni resta interés al argumento.
Luis Amavisca en Canal Lector
Otros proyectos de Gusti en CL
La gente adora a SuperFede. La popularidad que ha alcanzado, gracias a sus acciones desinteresadas y a su profunda empatía, le impiden llevar una vida normal, como la de cualquier otro niño de su edad. Esta rémora es consecuencia de su enorme responsabilidad, pues el uso adecuado de los poderes que maneja implica peajes pero, ¿son realmente necesarios? ¿Nos impiden ser felices? Un día, con motivo de un desperfecto en su traje "oficial", el pequeño se toma un merecido descanso que le... Seguir leyendo
SUPERFEDE

SuperFede es supergenial.
Todos los días salva a alguien de un gran peligro.
El domingo pasado ayudó a un abuelo, "¡Cuidado con la planta!"
Y a un gato, "¿Quieres bajar o no?"