A través de una serie de imágenes de fuerte impacto visual y mediante un texto que juega con las posibilidades iniciáticas del lenguaje, este libro nos acerca a un mundo cargado de resonancias infantiles. La ternura, el llanto y la hora de la merienda se dan cita en un espacio mágico, la plaza de un parque. Una obra para alimentar la imaginación infantil y redescubrir al adulto la infancia tal vez olvidada. Como un moderno Ulises, el autor nos pasea a lo largo de 24 horas en busca de nuestra verdadera patria, la infancia.A través de una serie de imágenes de fuerte impacto visual y mediante un texto que juega con las posibilidades iniciáticas del lenguaje, este libro nos acerca a un mundo cargado de resonancias infantiles. La ternura, el llanto y la hora de la merienda se dan cita en un espacio mágico, la plaza de un parque. Una obra para alimentar la imaginación infantil y redescubrir al adulto la infancia tal vez olvidada. Como un moderno Ulises, el autor nos pasea a lo largo de 24 horas en busca de nuestra verdadera patria, la infancia.
Roberto Elbanco
Roberto Elbanco es un banco. Desde hace muchos años, Roberto vive en la plaza Albert-Duroncarré. 04h 25. Todavía no ha salido el sol. Setenta pájaros, ni uno más ni uno menos, cantan en el aire de la mañana y despiertan a Roberto, y eso le hace poner de buen humor. Y cuando Roberto está de buen humor, sale el sol. Son las 05h 17. Es la hora de las Ratas Camaninotas.