Cuando es de noche los vampiros salen de sus tumbas. Convertidos en murciélagos, van en busca de cuellos para morder. Fermín, uno de ellos, considera esta acción de mala educación. Prefiere quedarse en el castillo leyendo. Por este motivo los demás le llaman debilucho. Fermín demostrará que leyendo se ha hecho tan inteligente que salvará a todos de ser expulsados del castillo. Una historia de vampiros contada con humor, tanto en el texto como en las ilustraciones. Y en la que se subraya, de forma indirecta, la importancia de la lectura.Cuando es de noche los vampiros salen de sus tumbas. Convertidos en murciélagos, van en busca de cuellos para morder. Fermín, uno de ellos, considera esta acción de mala educación. Prefiere quedarse en el castillo leyendo. Por este motivo los demás le llaman debilucho. Fermín demostrará que leyendo se ha hecho tan inteligente que salvará a todos de ser expulsados del castillo. Una historia de vampiros contada con humor, tanto en el texto como en las ilustraciones. Y en la que se subraya, de forma indirecta, la importancia de la lectura.
El vampiro debilucho
Cuando la luna asomaba sobre la torre del castillo, los vampiros abrían sus ataúdes. Después se lavaban, se peinaban y se ponían sus capas. Más tarde salían por la ventana para volar sobre el tranquilo pueblo en forma de murciélagos. De noche, cuando los vampiros estaban en la ventana, preparados para volar, surgía una voz de un ataúd: -Yo no quiero salir esta noche.