En las garras del grifo
El rayo llegó de forma totalmente inesperada. No se veía ni una sola nube en el cielo, y en aquel momento nadie habría contado con una tormenta. Además, el rayo no cayó de arriba, sino que salió de abajo, como si alguien lo hubiera lanzado desde el suelo.
No había duda de quién era el destinatario del rayo: León, el Caballero del Dragón y portador de la espada Corazón de Dragón...