Ring 1-2-3 y el mundo nuevo
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Nada más nacer y abrir los ojos, Ring 1-2-3, que todavía no se llamaba Ring 1-2-3 porque los bebés recién nacidos no tienen nombre, se dio cuenta en seguida de que el mundo al que acababa de llegar era muy viejo, demasiado viejo y gastado para una criatura nueva. Desde la cuna donde lo habían metido, Ring 1-2-3 pensaba: «¿Cómo podré vivir en un mundo tan viejo, yo que soy tan nuevo?» Todas las personas que veía a su alrededor eran como gigantes enormes y viejos.