De la mano del escritor Peter Sis, podemos comprobar lo fascinante que puede ser la mente de un niño. Madlenka, tan sólo con dejar volar su imaginación puede cumplir sus más ansiados deseos: tener una mascota, aún cuando sus padres dicen no, ser una diosa del antiguo Egipto o viajar en trineo al polo norte. El autor en las ilustraciones cuida mucho los detalles, juega con las perspectivas y los planos a veces da la sensación de una vista aérea, hace que el lector vea la ciudad completa, todas las calles y edificios.
De la mano del escritor Peter Sis, podemos comprobar lo fascinante que puede ser la mente de un niño. Madlenka, tan sólo con dejar volar su imaginación puede cumplir sus más ansiados deseos: tener una mascota, aún cuando sus padres dicen no, ser una diosa del antiguo Egipto o viajar en trineo al polo norte. El autor en las ilustraciones cuida mucho los detalles, juega con las perspectivas y los planos a veces da la sensación de una vista aérea, hace que el lector vea la ciudad completa, todas las calles y edificios.
El perro de Madlenka
En el universo, en un planeta, en un continente, en un país, en una ciudad, en una manzana de edificios donde todo el mundo pasea su perro, vive una niña llamada Madlenka que tiene muchas ganas de tener un perro.