Los bucaneros
Yo estaba pilotando el dragón cuando el bote salvavidas apareció a la vista. Surgió a proa, una vela remendada en un mar que hervía bajo el sol de la tarde. Con sus lonas blanquecinas y el casco barbado de algas, parecía tan viejo como Moisés. Pero navegaba con los vientos reinantes a favor, abriéndose camino hacia una tierra tan remota que posiblemente ni existiera.