Nieve negra
Una vez más Emma mira hacia atrás, dándose la vuelta para contemplar la granja con sus blancos muros encalados y el negro entramado de embreada madera. Es una pequeña granja con el techo medio derrumbado y una reducida parcela alrededor. Una humilde granja si se compara con las grandes propiedades vecinas de los granjeros adinerados. Ahora los establos están vacíos. Lo poco que la familia posee está apilado en la carretilla que empuja el padre de Emma. Todo lo demás ha desaparecido.