El maleficio
La bruja descendió por la oscura escalinata del palacio. Era una noche helada. Se había desatado una violenta tormenta y el viento aullaba como un lobo hambriento.
-Qué noche más deliciosa -suspiró feliz la bruja.
A pesar del tremendo frío solo llevaba puesto un vestido negro muy fino e iba descalza. Una serpiente se aferraba a su cuello con fruición y de vez en cuando sus ojos de color rojo rubí parpadeaban entre las ráfagas de nieve.