Los peines del viento
El Viento rizaba la cresta de las olas y se llevaba en volandas la espuma que brotaba cuando rompían contra el acantilado. Su vuelo era lento, fatigado por el peso de los años y el peso de las aves que aprovechaban su impulso para elevarse. Aquel viento vivía allí mucho antes de que se formaran las montañas, mucho antes de que se separaran las tierras de las aguas. Vivía allí antes que el mar; sin embargo, nunca había pensado que el mar fuera suyo. Él sabía que el mar es como un gato, independiente y libre; por eso no podía pertenecer a nadie.