Superman rojo

A principios del siglo XX, los teléfonos empezaron a sonar por toda América. Los rumores de mi existencia empezaron a circular.
Incluso en esos días brillantes y lejanos, podía oír el zumbido de un millar de conversaciones desde California a Metrópolis, una y otra vez.
Un continente entero estaba despertándose para darse cuenta de que sus vidas habían cambiado para siempre.