Ruby canta un blues
Ruby tenía una voz requetepotente. Cuando volvía de la escuela, iba pegando berridos por la calle. El señor que vivía en el último piso exclamaba: «¡Por favor, basta de gritos, intento dormir!».
El estudiante del segundo decía a voz en grito: «¡Basta, no soporto tus alaridos, no puedo ni pensar!».
El saxofonista y la cantante de blues del sótano se miraron el uno al otro.«¡Es impresionante!», se dijeron.