Un personaje misterioso llega a Medina del Alba una noche: maquillado y disfrazado, se convierte en Amiel Solar, un anciano que cuenta historias a la entrada del bosque. Entre sus espectadores se encuentran Berta Fanjul, que lo sigue hace tiempo y es una suerte de «ángel de la guarda» preocupada por su salud, e Iria Castro, una niña de 12 años que con su sensibilidad conseguirá que Amiel Solar cuente la verdadera historia que se esconde tras su disfraz: se llama Alberto Casas y tiene otras cosas que contar.
Un personaje misterioso llega a Medina del Alba una noche: maquillado y disfrazado, se convierte en Amiel Solar, un anciano que cuenta historias a la entrada del bosque. Entre sus espectadores se encuentran Berta Fanjul, que lo sigue hace tiempo y es una suerte de «ángel de la guarda» preocupada por su salud, e Iria Castro, una niña de 12 años que con su sensibilidad conseguirá que Amiel Solar cuente la verdadera historia que se esconde tras su disfraz: se llama Alberto Casas y tiene otras cosas que contar.
Magos del atardecer

Un coche azul llegó hacia las tres de la tarde a Medina del Alba. Iba despacio, casi sin hacer ningún ruido, como si ocultara algo. El hombre que lo conducía era su único ocupante. Cuando estuvo cerca de las primeras casas del pueblo, apagó todas las luces del coche y se llevó el vehículo hasta una arboleda que estaba a poca distancia de la carretera. Lo dejó allí, disimulado en la oscuridad, y él continuó a pie hasta el pueblo. Caminaba de manera cautelosa.