Cuento para primeros lectores que transmite una sencilla lección: la magia a veces está escondida en las cosas más simples, incluso en unos caramelos; sólo hay que usar la imaginación. Cuenta lo que le sucede a Carlos cuando, por su cumpleaños, su tía le obsequia con un bote de caramelos mágicos: al saborearlos y cerrar los ojos, se visualiza una ficción que luego se convierte en realidad. El texto, breve y en letra de imprenta, facilita la lectura a los más pequeños. Unas ilustraciones llenas de color enriquecen y amplían el texto.Cuento para primeros lectores que transmite una sencilla lección: la magia a veces está escondida en las cosas más simples, incluso en unos caramelos; sólo hay que usar la imaginación. Cuenta lo que le sucede a Carlos cuando, por su cumpleaños, su tía le obsequia con un bote de caramelos mágicos: al saborearlos y cerrar los ojos, se visualiza una ficción que luego se convierte en realidad. El texto, breve y en letra de imprenta, facilita la lectura a los más pequeños. Unas ilustraciones llenas de color enriquecen y amplían el texto.
Un bote de caramelos
El sábado fue el cumpleaños de Carlos. Mamá preparó la mesa y papá fue a comprar refrescos y pasteles. Vinieron a casa algunos amigos de la escuela, el abuelo Tomás, el primo Salva y... ¡la tía Dolores! Papá, apenas le puso la vista encima, preguntó a mamá: –¿A qué ha venido esta chiflada?