Este cuento forma parte de la colección «Maleta mágica», dirigida a favorecer la autonomía de los primeros lectores. En él se relata la historia de una estatua dedicada al Caminante que, haciendo gala a su nombre, por el día permanece quieta, pero por la noche se dedica a corretear por la ciudad. Caminante además tiene muy buenos sentimientos. Una breve narración fantástica en la que ironía y poesía se dan la mano, y donde se da también un juego con el lenguaje a través de las repeticiones y el contraste entre los diferentes significados de las palabras. Este cuento forma parte de la colección «Maleta mágica», dirigida a favorecer la autonomía de los primeros lectores. En él se relata la historia de una estatua dedicada al Caminante que, haciendo gala a su nombre, por el día permanece quieta, pero por la noche se dedica a corretear por la ciudad. Caminante además tiene muy buenos sentimientos. Una breve narración fantástica en la que ironía y poesía se dan la mano, y donde se da también un juego con el lenguaje a través de las repeticiones y el contraste entre los diferentes significados de las palabras.
Una estatua y dos artistas
Me llaman el Caminante, el Caminante… Pero ¿acaso no es equivocado y ridículo llamar Caminante a una estatua? Pues, sí. O sí, pero no. Porque, de noche, cuando la gente se va a dormir a sus casas y yo me quedo a solas, empiezo a caminar. Y por eso pienso que mi nombre no es tan equivocado ni tan ridículo. Me llaman el Caminante, el Caminante... y mi nombre no es tan equivocado ni tan ridículo.