El enigma y el espejo
Le habían dejado abierta la puerta que daba al pasillo. Cecilia percibía el olor a Navidad que ascendía desde la planta de abajo, e intentaba distinguir unos aromas de otros. Reconoció el que desprendía la col macerada en el vinagre. Otro de los olores debía de provenir del incienso de los reyes que su padre había puesto sobre la chimenea antes de ir a la iglesia. ¿Y no percibía también el fresco aroma del árbol de Navidad? Volvió a respirar. Le pareció distinguir el olor que desprendían los regalos colocados debajo del árbol, el papel rojo y el satinado con tarjetitas y cintas de seda.