Londres, enero de 1862. En plena fiebre del descubrimiento de África, el famoso explorador Samuel Fergusson presenta en la Real Sociedad Geográfica su nueva expedición: recorrerá el continente africano a bordo de un globo aerostático con el objetivo de llegar a las inexploradas fuentes del Nilo, en el corazón de África. Ante la incredulidad general por un proyecto que parece imposible, el intrépido Fergusson partirá de Zanzíbar, en el Victoria, un globo al que ha incorporado revolucionarios sistemas de navegación de su propia invención. Le acompañan su inseparable amigo Dick Kennedy, un escocés testarudo y apacible, gran cazador en su juventud, y su fiel criado Joe. Primera novela de la serie «Viajes extraordinarios». Publicada en 1863, obtuvo un éxito sin precedentes y determinó la posterior carrera literaria de Julio Verne, padre de la novela de ciencia-ficción. El viaje de Fergusson en el Victoria por el continente africano es, además de una emocionante novela de aventuras en la que no faltan el humor y el ingenio científico, una amena lección de geografía sobre un continente que, en aquellas fechas, todavía era un misterio. Esta edición especial, conmemorativa del centenario de Verne, cuenta con un original apéndice de Ana Conejo, en el que Fergusson charla con Saint-Exupéry, y con excelentes ilustraciones de Gabriel Hernández.
Londres, enero de 1862. En plena fiebre del descubrimiento de África, el famoso explorador Samuel Fergusson presenta en la Real Sociedad Geográfica su nueva expedición: recorrerá el continente africano a bordo de un globo aerostático con el objetivo de llegar a las inexploradas fuentes del Nilo, en el corazón de África. Ante la incredulidad general por un proyecto que parece imposible, el intrépido Fergusson partirá de Zanzíbar, en el Victoria, un globo al que ha incorporado revolucionarios sistemas de... Seguir leyendo
Cinco semanas en globo
El 14 de enero de 1862 había una gran afluencia de oyentes en la sesión de la Real Sociedad Geográfica de Londres, Waterloo place, 3. El presidente, sir Francis M..., presentaba a sus honorables colegas una importante comunicación en un discurso frecuentemente interrumpido por los aplausos.
Ese arrebato de elocuencia concluía con algunas frases rimbombantes en las que el patriotismo se desbordada a raudales:
–Inglaterra ha marchado siempre a la cabeza de las naciones (...) por la intrepidez de sus viajeros en la vía de los descubrimientos geográficos.