Monstruo de ojos verdes
Más tarde, lo consideraría como haber cruzado a la otra orilla. Quizá también era lo que estaba haciendo mi madre. Cruzar a la otra orilla. Desde un territorio conocido hasta uno desconocido. Desde un lugar donde las personas te conocen hasta otro donde sólo creen que te conocen. Como cuando hay un río de verdad que atraviesas a nado, un río imprevisible y traicionero, si consigues llegar a la otra orilla, eres una persona diferente de la que eras cuando empezaste. En julio pasado se cumplió un año del comienzo de todo. A las pocas semanas de cumplir catorce años.