El libro de los guarripios

Un cerdo algo viejo escribía historias de noche y de día y con sus colores disfrutaba horrores pintando los cuentos que hacía.
Un cerdo, entre todas las cosas, gozaba al cazar mariposas y luego al dejarlas bailar y mirarlas haciendo piruetas airosas.
Un cerdo fuertote en Corrientes zurraba a los chanchos con lentes. ¡Qué miedo pasaban y cómo sudaban aquellos cochinos valientes!