Al pasar las páginas de este cuento, transitamos por un mundo mullido de pequeños roedores con mucha personalidad. La historia narrada es muy sencilla pero representa fielmente la intensidad de los sentimientos infantiles. Por su parte, las hermosas ilustraciones tienen un puesto destacado. Gracias a la combinación de la acuarela y el carboncillo, los personajes poseen frescura y agilidad y con pocos trazos se consigue recrear un envolvente ambiente que no escatima en detalles que enriquecen el texto.Al pasar las páginas de este cuento, transitamos por un mundo mullido de pequeños roedores con mucha personalidad. La historia narrada es muy sencilla pero representa fielmente la intensidad de los sentimientos infantiles. Por su parte, las hermosas ilustraciones tienen un puesto destacado. Gracias a la combinación de la acuarela y el carboncillo, los personajes poseen frescura y agilidad y con pocos trazos se consigue recrear un envolvente ambiente que no escatima en detalles que enriquecen el texto.
Hola, cielo
Lola, cuando está contenta, canta. Es su manera de expresar alegría. Hoy tiene ganas de cantar: el primer día en su nueva clase le ha ido bien. Al salir del colegio, Lola se encuentra con Lulú. «Dime, Lola, ¿a ti, cómo te llaman tus padres?», le pregunta. «Depende», responde alegremente Lola: «nena, cielo o princesa»... Al oír esto, Lulú y los demás se echaron a reír.