Espacios peligrosos
–Esta noche he tenido un sueño –dijo Anthea en el desayuno–. Estaba en un sitio muy alto, intentando salir de una grieta en la tierra y soplaba un viento muy caliente.
–Tenías que haber saltado –exclamó Flora–. Habrías flotado...
Abrió los brazos para demostrar lo poéticamente que habría flotado ella si el sueño hubiera sido suyo.
–No era un sueño de esos –protestó Anthea, dando inquietos tirones de la cadena de plata que llevaba al cuello–. ¡Era real!
Quería explicar que la grieta parecía cerrarse y abrirse al mismo tiempo sobre ella, ¿pero con qué palabras se podía describir una cosa así?