Didáctica novela, quizás un poco larga pero muy bien construida por su autor, que no en vano fue durante muchos años profesor de enseñanza secundaria. Mediante el recurso de lo tenebroso, esta novela, situada en 1816, narra las peripecias a las que debe hacer frente Hildi, una alegre chica que escucha por casualidad que su señor, el antipático conde Karlstein, planea entregar a sus nietas Charlotte y Lucy al diablo Zamiel, que sale al bosque cada noche de Todos los Santos en busca de víctimas propiciatorias. Pero el ingenio y la valentía de Hildi serán suficientes para volver a situar las cosas en su punto de normalidad necesaria.
Didáctica novela, quizás un poco larga pero muy bien construida por su autor, que no en vano fue durante muchos años profesor de enseñanza secundaria. Mediante el recurso de lo tenebroso, esta novela, situada en 1816, narra las peripecias a las que debe hacer frente Hildi, una alegre chica que escucha por casualidad que su señor, el antipático conde Karlstein, planea entregar a sus nietas Charlotte y Lucy al diablo Zamiel, que sale al bosque cada noche de Todos los Santos en busca de víctimas propiciatorias.... Seguir leyendo
El conde Karlstein

Peter se acuclilló frente al fuego y removió las brasas, y las chispas saltaron como diablillos que treparan por las paredes de piedra del infierno. Su sombra, proyectada contra la pared y parte del techo de nuestro pequeño dormitorio, se agitó temblorosa, y las grietas entre las tablas del suelo relumbraron en la oscuridad como ríos dorados.
–Escucha –dijo Peter–, ¡Zamiel!
Yo sentí un delicioso escalofrío y me tapé bien con el edredón. Estaba echada sobre la alfombra, con la cara apretada contra el suelo para oír las voces que llegaban desde el piso de abajo. Vivíamos en el mesón el pueblo de Karlstein, con nuestra madre, que era la mesonera.