El diario azul de Carlota
Berta se acerca hasta las escaleras, donde Mireya, Elisenda y yo estábamos sentadas, descansando. Con mucha habilidad, Berta aprovecha la baranda tubular que llega hasta la escalera para hacer una pirueta. Salta encima del tubo, que queda colocado entre la segunda y tercera rueda, y se desliza por encima convirtiéndolo en una suerte de riel.