El misterio de la flor
Desde el momento en que descubrí todo lo que la rodeaba, empecé a sentirme nervioso. Sin darme cuenta, notaba cómo me sumergía en una historia de final incierto, de extraños contactos, de banalidades que no alcanzaba a comprender. Desde el instante en que se pronunció el nombre que perturbaba la paz en el hogar de los Carreras, pude entender que la fragilidad de esa casa estaba en ese ser inquirido, hábil, sensible, que en un momento desapareció para entrar en esta historia. Una historia que se hizo suya y nuestra. No sabíamos dónde estaba, tan solo que se trataba de un país sudamericano, y hasta allí me llevó el destino.