Eskoria
Nada más girar la llave dentro de la cerradura y empujar ligeramente la puerta, tuvo la certeza de que no había nadie en casa. No solo se lo revelaba la ausencia de ruidos, que era evidente, sino algo más complejo e intangible. Había llegado a pensar que se había desarrollado en él un sentido especial, que posiblemente nada tenía que ver con los conocidos, o que, por el contrario, los englobaba a todos a la vez. Por eso, creía que podía percibir la presencia o ausencia de sus padres antes incluso de entrar en la casa. Aunque existían otras explicaciones, prefería atribuirlo a una capacidad misteriosa y desconocida que se había desarrollado en su mente.