El laberinto de los dioses
Una mañana, Zeus mandó llamar a Prometeo, un valiente titán que le había ayudado en su lucha contra otro titán, Crono, en premio a lo cual vivía en el Olimpo, la morada de los dioses. Hijos de Urano (el Cielo) y Geo (la Tierra), los titanes eran una generación de dioses anterior a la de Zeus, a la que este combatió para hacerse con el poder. En el camino, Prometeo se entretuvo recreándose en la contemplación de cuanto veía y escogiendo los frutos que le ofrecían las ramas de los árboles. El hogar de los dioses era en verdad maravilloso: libre de toda fealdad o imperfección, el monte Olimpo abundaba en hermosas y exóticas plantas de luminosos colores.