La bruja Brunilda y su ordenador
La bruja Brunilda tenía un ordenador nuevo. Estaba muy emocionada. Su gato, Bruno, también. Creía que podía ocurrir algo interesante y no quería perdérselo. Brunilda enchufó el ordenador, lo puso en marcha y clicó el ratón.
–Venga, ratoncito –dijo.
«¿Eso es un ratón?», se preguntó Bruno. «No se parece en nada».
Brunilda se conectó a internet. Bruno estaba interesado en examinar el ratón más de cerca, y le dio una palmadita con la pezuña.