Pepito, el habitador de los tejados
En el año 1951 ó 52 ó 53, o a lo sumo en 1956, vivía en Madrid una familia compuesta por un padre y un hijo. Vivían en un barrio que miraba al oeste, en una calle que se llamaba Mediodía Grande. Su casa era el último piso, tenía una azotea enorme con lavadero cubierto y una especie de trastero o desván pequeño al que ellos llamaban la caseta. Desde la terraza se podían ver los tejados circundantes, los del otro lado de la calle e incluso los que estaban muy lejos. Hasta en el horizonte, hasta en la puesta de sol, hasta en las mismas nubes, había tejados.