La gentes del pequeño pueblo de Yoshi vivían felices hasta que un día unas nubes grises cubrieron el cielo y no volvieron a dejarles ver el sol. Todo y todos en Yoshi perdieron el color y la alegría. El simpático y bonachón herrero tendrá que liberar al pueblecito de esta vida triste y gris. El ilustrador, dibujante de cómic, incorpora el lenguaje visual del tebeo para dar fuerza y dinamismo a esta historia. Un relato construido sobre un molde mitológico, con la estructura propia del cuento popular. El original, en catalán, ganó el premio de cuento infantil Hospital de Sant Joan de Déu, 1988. La gentes del pequeño pueblo de Yoshi vivían felices hasta que un día unas nubes grises cubrieron el cielo y no volvieron a dejarles ver el sol. Todo y todos en Yoshi perdieron el color y la alegría. El simpático y bonachón herrero tendrá que liberar al pueblecito de esta vida triste y gris. El ilustrador, dibujante de cómic, incorpora el lenguaje visual del tebeo para dar fuerza y dinamismo a esta historia. Un relato construido sobre un molde mitológico, con la estructura propia del cuento popular. El original, en catalán, ganó el premio de cuento infantil Hospital de Sant Joan de Déu, 1988.

Yoshi y la lluvia

Yoshi era un pueblo más bien pequeño, y sus casas también eran pequeñas y bastante bajas. Eso sí, todas tenían un tejado rojo y un jardín con flores.
En Yoshi vivía Xemor, el herrero del pueblo. Era un hombretón alto y fuerte. Sus cabellos eran largos y negros, como la noche. Cuando Xemor trabajaba el hierro sus golpes resonaban por todo el pueblo.
-¡PAM! ¡PAM! ¡PAM!