La bella durmiente
Queridos/as lectores/as y oyentes:
Había una vez en Rusia un zar a quien apasionaba ir al teatro.
Especialmente, le atraían aquellas representaciones con trajes brillantes, música y baile. Por lo que el Director Imperial de Teatro tuvo una idea. Escribió al compositor más famoso del país: «Queremos sorprender a su majestad con una bonita novedad. No importa lo difícil y cara que resulte. Por favor, componga usted la música».