Calvina
Era un caserón antiguo y destartalado, rodeado por un amplio jardín que hacía mucho tiempo que nadie cuidaba; tanto, que más que un gran jardín parecía un pequeño bosque. La casa no tenía aspecto de albergar cosas de mucho valor; pero había una ventana abierta en la planta baja, y esa era la clase de tentación a la que Lucrecio el Rata no podía resistirse. Además, si el Sopa lo había citado allí era porque el golpe valía la pena. El Sopa no solía equivocarse.