Los secuestradores de mentes
La nave espacial llevaba prisa. Con su forma de enorme huevo metálico, se desplazaba entre las estrellas y los planetas como un meteorito a la máxima velocidad posible.
Había sido bautizada como Saurópodo y se trataba de la unidad más rápida de la flota del Servicio Espacial Dinosáurico.
Su misión era vital.
Y estaba a punto de estrellarse a diez millones de kilómetros por hora contra algo que no tenía que haber estado allí de ninguna manera...