Los pantalones del osito
El sol brillaba a través de la ventana y despertó al Osito.
-¡Qué día más bonito! -se dijo-. Hoy haré algo diferente.
El Osito saltó de la cama, se quitó el pijama y buscó sus pantalones.
Miró en la silla donde los había dejado, y también en el suelo, debajo de la silla. Buscó en la cómoda por si acaso. Los pantalones no estaban en ninguna parte.
-En algún sitio tienen que estar -dijo el Osito-. Los pantalones no desaparecen. Iré a preguntar al Viejo Oso. Él sabrá dónde están.