Los pasos del miedo
Era tarde y Marta se sentía cansada; pero también contenta. La cena fue excelente y, como siempre, había disfrutado mucho en compañía de sus amigas del colegio.
¿A quién se le ocurrió la feliz idea de reunirse todos los últimos martes de cada mes?
No estaba del todo segura, pero le parecía que a Irene. ¿En la boda de Leticia o en la de Mariela? Daba lo mismo, en una u otra, porque desde entonces habían transcurrido, aproximadamente, cuatro años. ¡Cuatro años ya! Dios mío, cómo pasaba el tiempo. Había sido un verdadero logro, porque durante cuatro años las cenas de los martes nunca se interrumpieron, con excepción del mes de agosto.