La estimulante Olivia, la cerdita, ataca de nuevo con su arrolladora energía, su entusiasmo y su inagotable capacidad para disfrutar, fiel reflejo de la psicología infantil. En esta ocasión pone de manifiesto su amor por la música y su potente imaginación. Va a ir al parque con sus padres y sus hermanitos, y cenarán a la orilla del lago mientras esperan a que se haga de noche y empiece el gran espectáculo de los fuegos artificiales. Pero Olivia se entera de que no habrá banda de música, y no está dispuesta a consentirlo.
La estimulante Olivia, la cerdita, ataca de nuevo con su arrolladora energía, su entusiasmo y su inagotable capacidad para disfrutar, fiel reflejo de la psicología infantil. En esta ocasión pone de manifiesto su amor por la música y su potente imaginación. Va a ir al parque con sus padres y sus hermanitos, y cenarán a la orilla del lago mientras esperan a que se haga de noche y empiece el gran espectáculo de los fuegos artificiales. Pero Olivia se entera de que no habrá banda de música, y no está dispuesta a... Seguir leyendo
Olivia y su banda
Olivia no encuentra el par de su calcetín rojo.
–¿Qué te pasa? –le pregunta su mamá.
–No encuentro mi otro calcetín –contesta Olivia.
–¿Y qué son entonces todos ésos?
–No van con éste.
–¡Lo encontré!
La mamá de Olivia guarda las provisiones para el paseo.
–Quiero que estén todos listos a las siete para ir a ver los fuegos artificiales –dice su mámá.
–¡Y la banda! –grita Olivia.
–No creo que haya banda –contesta su mamá.
–Pero no puede haber fuegos artificiales sin música –explica Olivia. ¡Ya sé! Nosotros seremos la banda!