Problema de dinosaurio
Al romper el huevo lo primero que vio el bebé fue una cara enorme que lo estaba mirando. Sobre una mandíbula larga, picuda y sin dientes, había dos grandes ojos que lo observaban mientras trataba de liberarse de la cáscara. Una vez que logró salir, el bebé comprobó que aquella criatura tenía un par de grandes alas membranosas que se extendían desde los dedos hasta las rodillas, y que sus piernas eran largas, esbeltas y delgadas.
–Hola –dijo la criatura.
–¿Quién eres tú? –preguntó el bebé.