Adaptación de un cuento popular portugués que nos cuenta cómo, ante el ir y venir caprichoso de la suerte, la felicidad está en el afecto y la capacidad de soñar. Escritor e ilustrador consiguen combinar bien los dos planos en los que se mueve la historia, el mundo real y el imaginario. Toman como símbolo a la Luna, que con su hilo teje y desteje la suerte de los dos protagonistas. Las ilustraciones son sugerentes y juegan con el color. La obra, además, cuenta con una variada tipografía.Adaptación de un cuento popular portugués que nos cuenta cómo, ante el ir y venir caprichoso de la suerte, la felicidad está en el afecto y la capacidad de soñar. Escritor e ilustrador consiguen combinar bien los dos planos en los que se mueve la historia, el mundo real y el imaginario. Toman como símbolo a la Luna, que con su hilo teje y desteje la suerte de los dos protagonistas. Las ilustraciones son sugerentes y juegan con el color. La obra, además, cuenta con una variada tipografía.
Tres deseos
Había una vez una vieja y un viejo que vivían en una casa muy pequeña. Sin hijos que mantener ni tierras que labrar, se pasaban el día al calor de la lumbre. A falta de otra cosa, habían clavado un mendrugo de pan en un palo y lo habían puesto al fuego.