Skulduggery Pleasant
La repentina muerte de Gordon Edgley sorprendió a todo el mundo, empezando por él mismo. Estaba en su estudio escribiendo la séptima palabra de la vigésima quinta frase del último capítulo de su nuevo libro, titulado
Y la oscuridad llovió sobre ellos, y al segundo siguiente estaba muerto. «Una sensible pérdida», alcanzó a pensar su mente antes de apagarse.
A su funeral asistieron sus familiares y conocidos, pero no muchos amigos. Gordon no era una figura especialmente apreciada en el mundo editorial; aunque los libros que escribía –historias de horror, magia y prodigios– lograban asomarse a la lista de libros más vendidos con cierta regularidad.