El lago asesino
¡Ostras, ostras, ostras! ¿Alguien se imagina un mes entero de vacaciones de verano sin Max?
Emi, no. Treinta días sin Max le parecían una eternidad. Vale, de acuerdo, no se moría de aburrimiento: podía ir a la piscina, podía hacer rolling, podía montar en bicicleta... Cualquier deporte la dejaba flipando, pero ahora, sin la compañía de Max, todos le resultaban mucho menos apasionantes.