Las aventuras de Pinocho
Había una vez...
–¡Un rey! –dirán en seguida mis pequeños lectores.
No, muchachos, os habéis equivocado. Había una vez un trozo de madera.
No se trataba de una madera lujosa, sino de un simple trozo de madera del montón, de esas que en invierno se echan en las estufas y en las chimeneas para encender el fuego y para caldear las habitaciones.
No sé cómo acaeció, pero el hecho es que un buen día ese trozo de madera fue a parar al taller de un viejo carpintero que tenía por nombre maese Antonio...