La jirafa blanca
La gente suele decir que las cosas vienen de tres en tres, pero para Martine dependía de dónde se empezase a contar y hasta cuándo. Por ejemplo, podía afirmar que había sucedido una cosa mala junto con dos buenas, pero lo cierto es que la cosa mala era la peor del mundo, una de las buenas era tan pequeña que ni siquiera la advirtió en su momento, y otra que interpretó al principio como mala resultó la mejor que cabía desear. Algo era seguro: la noche en que Martine cumplió once años le cambió la vida por completo, y desde entonces ya nada volvió a ser igual...