El escarabajo de oro

Hace muchos años trabé una íntima amistad con un cierto señor llamado William Legrand. Pertenecía a una antigua familia de hugonotes y en otro tiempo había sido rico, pero una serie de infortunios lo habían llevado a la ruina. Para escapar de la consiguiente humillación derivada de sus desdichas, había abandonado Nueva Orleáns, la ciudad de sus antepasados, y fijado su residencia en la isla de Sullivan, cerca de Charleston, en Carolina del Sur.