Si algo caracteriza al gato Rasputín no es su buen comportamiento. Mientras le dejen tranquilo todo va bien, pero cada vez soporta menos a la familia que le ha tocado en suerte. Un padre que no se interesa por él, una hija cursi que le achucha mientras le llama cosas como «preciosísimo» y «mininísimo» y una madre que se ha metido a artista con una total falta de talento. Pero esto último lo va a arreglar en un santiamén: verás que poco duran esas obras de arte en casa. Una nueva entrega de las divertidas peripecias de un gato travieso.
Si algo caracteriza al gato Rasputín no es su buen comportamiento. Mientras le dejen tranquilo todo va bien, pero cada vez soporta menos a la familia que le ha tocado en suerte. Un padre que no se interesa por él, una hija cursi que le achucha mientras le llama cosas como «preciosísimo» y «mininísimo» y una madre que se ha metido a artista con una total falta de talento. Pero esto último lo va a arreglar en un santiamén: verás que poco duran esas obras de arte en casa. Una nueva entrega... Seguir leyendo
El gato asesino ataca de nuevo
Vale, vale. Pues méteme la cabeza en una mata de acebo. Le lancé a la madre de Ellie la peor de mis miradas. Era culpa suya. Estaba acaparando mi extremo del sofá. Ya te imaginas: ese rinconcito soleado sobre el blando cojín en el que me gusta sentarme porque, desde él, puedo mirar por la ventana.
Contemplar a los polluelos cabeza de chorlito que, en su pretensión de aprender a volar, se caen de los nidos cada dos por tres... Ñam, ñam...