Piratas, corsarios y filibusteros
La primera vez que vi a Eustache Buskes, solo le quedaban cinco horas de vida. Nos habían encerrado a los dos en la misma celda. Él había sido arrestado por piratería y crimen de Estado; yo, por haberle dado una paliza al dueño del circo en el que trabajaba. Pero yo iba a ser liberado al alba... a la misma hora a la que Buskes, condenado a muerte, se balancearía en el extremo de una soga.
Me llamo Germain Lascar. Pero mi nombre artístico es Calícrates. ¡No me pregunten de dónde viene! Suena bien, eso es todo.