La puerta oscura. El viajero
Pascal se encontraba aquella noche en casa de su abuela, tirado en el viejo sofá del salón, viendo la tele, cuando lo alcanzó desde el pasillo el resplandor intermitente de una luz: la lámpara del baño se había encendido, aunque parpadeaba con zumbidos, como si estuviera a punto de fundirse. Apartó su vista de la televisión y se volvió extrañado, ya que su abuela hacía rato que dormía.
–¿Abuela?
Pascal aguardó, aunque no obtuvo respuesta. Quitó el volumen de la tele. Los flashes blanquecinos continuaban alumbrando de forma fugaz el salón en la penumbra, así que insistió:
–¿Abuela? ¿Estás ahí?
Nadie contestó, Pascal se empezó a poner nervioso...