Pablito vive en Suecia y tiene una oveja a la que cuida y quiere mucho. La oveja crece muy rápido y la lana que la cubre también. El niño también crece, pero su ropa no y cada vez le queda más pequeña. Así que decide que ha llegado la hora de esquilar a su oveja. Con su lana se puede hacer ropa nueva, pero para ello hay que cardar, hilar, teñir, tejer y coser la lana. Pablito no sabe hacerlo. Seguro que lo consigue todo pidiendo algunos favores, pero el también tendrá que hacer algo a cambio. La autora, Elsa Beskow (1874-1953) es una de las fundadoras de la literatura infantil sueca. Sus obras se siguen reimprimiendo en todo el mundo. La editorial ING edita ahora algunos de los álbumes ilustrados («Bilderbok») clásicos de esta autora. Esta obra de 1912 conserva toda la frescura de la buena literatura y sus ilustraciones transmiten la nostalgia de un paraíso perdido. Una historia sencilla en un entorno rural y autosuficiente alejado de nuestra sociedad de consumo y donde priman el trueque y la solidaridad.
Pablito vive en Suecia y tiene una oveja a la que cuida y quiere mucho. La oveja crece muy rápido y la lana que la cubre también. El niño también crece, pero su ropa no y cada vez le queda más pequeña. Así que decide que ha llegado la hora de esquilar a su oveja. Con su lana se puede hacer ropa nueva, pero para ello hay que cardar, hilar, teñir, tejer y coser la lana. Pablito no sabe hacerlo. Seguro que lo consigue todo pidiendo algunos favores, pero el también tendrá que hacer algo a cambio. La autora, Elsa Beskow... Seguir leyendo
La oveja de Pablito
Una vez, allá en Suecia, vivía un niño pequeño que se llamaba Pablito. Pablito sólo tenía una oveja, a la que cuidaba con esmero.
La oveja creció y creció, lo mismo que Pablito. También el abrigo de la oveja creció más y más cada día y era largo y tupido. No así el vestido de Pablito que a medida que pasaba el tiempo, era más y más pequeño. Un día Pablito pidió a un par de esquiladores que esquilasen toda la lana a su oveja.