Los ojos en el espejo
Una enfermedad moral me llevó a recluirme en una pequeña localidad cerca de Worcester: la muerte de mi querida esposa Alice me había quitado las ganas de vivir. Cuando un accidente aéreo me arrebató cruelmente y por sorpresa a la que había sido mi compañera a lo largo de tres años que habían pasado como en un ligero soplo de viento, creí enloquecer de dolor.