El secreto de If
Cuando los marineros soltaron las amarras de fibra transparente que mantenían sujeto el muelle del barco de la princesa, un murmullo de consternación recorrió la multitud. Buena parte de los habitantes del país de Kildar se habían congregado en los alrededores del puerto para ver partir a la heredera del reino. Todos vestían sus mejores galas, y el ambiente era festivo. No había una esquina donde no se hubiese instalado un músico, un malabarista, un tragafuegos o un grupo de juglares dispuesto a repetir una y otra vez sus números de habilidad a cambio de unas monedas, y los vendedores de bebidas y pasteles salados recorrían sin descanso las calles cercanas...