Las tres paradojas

–Bueno, no está tan mal... no debería preocuparme demasiado.
–¿Qué es eso? ¡Oh, Dios! ¡Moriré solo y no realizado!
–¿En qué estaría yo pensando? ¡Salir a la intemperie de esta forma!
–¿Qué tiene de malo mi viejo apartamento?
–Roar!
-Aaaagh!
-Snif. ¡Debería haber ido por el otro camino!
–¡Oh, vamos, tonto del culo! No lo pillas, ¿no te parece?
–¡El tipo listo del cielo!
–¿Quién, si no?